De acuerdo con la encuesta nacional de salud (ENSANUT), en 2020, 1150 niñas, niños o adolescentes intentaron suicidarse, en Estados Unidos, y,

de acuerdo al National Institutes of Health, es la segunda causa de muerte en adolescentes y adultos jóvenes.

En mi entorno de trabajo institucional, vemos aproximadamente 1-2 casos por mes de intento de suicidio, principalmente en sexo femenino, afortunadamente todos han quedado en “intento”, sin embargo, en la consulta médica institucional se ven numerosos casos de niños, niñas y adolescentes con algún tipo de trastorno depresivo o ansiedad, y algunos con antecedente de ya haber tenido 1 o hasta 2 intentos suicidas.

Independientemente de las cifras nacionales o internacionales, lo que preocupa es el hecho por sí solo que un niño o niña, joven o adolescente intente quitarse la vida, que está pasando en nuestro entorno social, que lleva a una persona de esta edad a tener esos pensamientos o incluso intentarlo.

De acuerdo con la escuela de medicina de la Universidad de Stanford, en la división de pediatría: “la adolescencia es un periodo de desarrollo estresante, lleno de cambios”, entre los cuales tenemos: cambios emocionales, cambios corporales, periodo crítico en el pensamiento donde forjan su identidad, como persona, la cual puede estar influida por el entorno social, familiar, escolar, etc…

En esta etapa, la influencia social es de suma importancia, es donde el adolescente busca grupos de amigos o personas afines a él, que incluso están pasando por su misma etapa, donde son ampliamente vulnerables a hacer cosas buenas o malas para ser aceptado en dicho grupo, por ejemplo, vestirse de una forma, escuchar cierta música o en el lado negativo hacer Bullying a otras personas o incluso cometer delitos que ponen en riesgo su seguridad y su libertad.

Por otro lado, el entorno familiar, donde se forja el carácter de los niños, niñas y adolescentes, donde se aprenden modos y costumbres, donde en teoría debe ser un espacio seguro, libre de influencias negativas, donde se da el espacio y libertad para expresarse, en la mayoría de los pacientes que han tenido intento suicida, hay una alteración en la dinámica familiar.

Recuerdo un caso donde, un paciente femenino de 15 años, diabética, ambos padres diabéticos descontrolados, ambos trabajan, la paciente pasa mucho tiempo sola, no se aplicaba sus medicamentos, no cuidaba su dieta, ingresó al servicio de urgencias por intento suicida, al platicar con la paciente, refiere que se siente sola, triste, sin ganas de cuidarse por lo cual intentó quitarse la vida.

Como este, hay muchos casos, los cuales, tristemente, muchos llegan a desenlace fatal, desafortunadamente de eso nunca nos informan los noticieros.

En nuestro país contamos con un programa inter institucional llamado Línea de la Vida (800 911 2000)   en el cual las personas o familiares con depresión, ansiedad, o factores de riesgo para los mismos pueden comunicarse y ser atendidos las 24 horas del día, posteriormente son canalizados a recibir terapia especializada; sin embargo, aún no es suficiente, pues diario nos encontramos con nuevos casos de intento de suicidio en niños, niñas o adolescentes.

Pero qué síntomas podemos tener en un paciente con este riesgo:

• Cambios en hábitos de alimentación y sueño
• Pérdida de interés en actividades habituales
• Aislamiento de amigos y miembros de la familia
• Comportamientos inadecuados y escapar
• Uso de alcohol y drogas
• Descuido de la apariencia personal
• Toma de riesgos no necesarios
• Preocupación por la muerte y morir
• Incremento de quejas físicas que suele estar asociado con la angustia emocional, como dolores de estómago, dolores de cabeza y fatiga
• Pérdida de interés en la escuela o trabajo escolar
• Sensación de aburrimiento
• Dificultad para concentrarse
• Sentimientos de querer morir
• Falta de respuesta al elogio
• Mostrar planes o esfuerzos sobre planes de cometer suicidio, que incluyen lo siguiente:
  • Expresar verbalmente “Me quiero matar” o “Me voy a suicidar”
  • Dar indicios verbales como “Ya voy a dejar de ser un problema” o “Si algo me sucede quiero que sepas…”
  • Obsequiar posesiones personales y/o desechar pertenencias importantes
  • Alegrarse repentinamente después de un período de depresión
  • Puede expresar pensamientos bizarros
  • Escribir una o más notas suicidas

** Tomado de la escuela de medicina de la Universidad de Stanford, 2022.

Una vez que hemos detectado en nuestros niños, niñas o adolescentes, alguna conducta de riesgo es necesario tomar las acciones necesarias para el tratamiento, el cual puede incluir:

• Manejo psicológico
• Manejo farmacológico por profesionales de la salud.
• Actividad física
• Grupos de autoayuda
• Terapia de integración familiar
• Mindfulness

Mindfulness como recurso de ayuda:

La práctica de la conciencia plena con una técnica como Mindfulness ha incrementado cada vez mas entre las personas, el Mindfulness, practicado en forma correcta y de forma continua, ha demostrado disminuir de forma importante la ansiedad, la depresión, se ha demostrado mejoría en algunas enfermedades asociadas a la depresión y la ansiedad.

Un punto importante es, que nosotros como adultos seamos los padres, familiares o amigos de algún adolescente en conflicto emocional, debemos atendernos primero, llegar a la conciencia plena nosotros primero, para después ayudar a nuestros hijos, amigos o familiares.

De acuerdo con Mañas, I. (2014): Ser conscientes supone percatarnos o advertir lo que ocurre dentro y fuera de nosotros. Ser conscientes significa darnos cuenta, atender, observar nuestros propios pensamientos, emociones y sensaciones corporales.

Por lo tanto, es importante que trabajemos en nuestro interior primero, para después abrirnos a ayudar a los demás.

En nuestro grupo existen tenemos profesionales de la conciencia plena, coach o terapeutas que te pueden ayudar, si tienes alguna duda o comentario no dejes de escribirnos.

Dr. Ismael Medina O.

Pediatra

Maestría en conciencia plena

i.medina@mindfulnessonline.mx